Blog
NO ME QUIERAS TANTO ¡Y QUIÉREME BIEN!

NO ME QUIERAS TANTO ¡Y QUIÉREME BIEN!

Está claro… sufrimos un bombardeo de mensajes sobre el amor que nos despistan y que nos hacen esperar cosas que no tienen que ver nada con amor, pero sí con control, dependencia, violencia...

Y lo malo es que nos los creemos. Según los datos de las investigaciones DETECTA (desde el año 2000 hasta el 2013 realizadas por toda España) la juventud entre 14 y 16 años tiene interiorizado el mito de la compatibilidad del amor con el maltrato (“quien bien te quiere te hará sufrir”) en un 70% de los chicos y un 75% de las chicas, el mito del amor verdadero predestinado, que supone que nuestra realización personal y felicidad depende de otra persona que nos completará en un 68,5% de las y los jóvenes. A la pregunta “Por amor sería capaz de…”, la respuesta más elegida por jóvenes es la relacionada con el “mito de la entrega total” (“darlo todo sin esperar nada a cambio” (también el “entregarme olvidándome de mí”), seguida por el “mito de la despersonalización”: “cambiaría incluso algo que me gusta de mí para conseguir a quien amo… también mi forma de vestir o mi estilo de vida”.

Y ante la pregunta de “Si tu pareja te daña y te hace sufrir…” las respuestas mayoritarias de nuestra juventud son “…tiene solución si estás dispuesta/o a perdonar lo que sea”, “… tiene solución si te pide perdón y te promete cambiar “ y “… tiene solución si lo ha hecho por amor, porque te quiere demasiado”, es decir, los llamados mitos de la “falacia de cambio por amor”, “el amor lo perdona/aguanta todo”, “la omnipotencia del amor y la normalización del conflicto o compatibilizar amor y maltrato”.

Con estos datos parece que todavía tenemos que aprender a distinguir si ese «ideal del amor romántico» que nos venden en las pelis, canciones o libros es real, o si yo, como persona, prefiero tener un amor que no me obligue a cambiar lo que soy o a sufrir. Y éste segundo debería ser el amor romántico de verdad ¿no crees?

El amor no controla, no impone, no violenta, no limita la libertad propia ni ajena, no es un contrato de propiedad. El amor libera, te hace crecer, es comunicación, es respeto, es apoyo, es…felicidad y buen rollo.

Así que pongamos las gafas de detectar “malamores”, acabemos con la miopía en el amor y desenmascaremos y desmitifiquemos ese amor que es posesivo, celoso, inevitable, agresivo, entregado, doloroso… e inventemos otras formas de amar posibles llenas de cariño, compañerismo, libertad, respeto, independencia, etc. … más próximas al buen trato entre iguales.

Que no nos vengan con tanto cuento y que si nos encontramos a alguien que considera así el amor y nos dice eso de “soy así pero te quiero tanto”, le podamos responder, como el título del post: pues no me quieras tanto ¡y quiéreme bien!

 

¿Qué… Lo Ves claro?